Personas con Discapacidad

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Iker Sastre: Una ola cambió su vida

RFETM
Viernes 20 de marzo de 2020 - 19:42

-Que no lo deje. Que siga luchando por sus sueños. Y que así: trabajando día a día, hora a hora… cada entrenamiento, cada bola sea un poquito mejor jugador. Solo así podrá conseguir este sueño-

Este mensaje a su yo del pasado es el origen de esta historia. El protagonista de esta aventura hará el mayor viaje de su vida en verano. A sus 42 años, Iker Sastre ha logrado la clasificación para sus primeros Juegos Paralímpicos.

“Fue una sensación espectacular. Nunca había sentido algo así. Una alegría infinita. Me puse a llorar de felicidad, fue la culminación de algo por lo que llevaba mucho años luchando”, explica Sastre.

Su clasificación para Tokyo 2020 ha sido el culmen a todo el trabajo de años atrás. “Siempre he pensado que luchando y con mucha constancia sería muy difícil. Pensaba que lo lograría, pero también estaba la opción de no llegar. Si no se llegaba no pasaba nada, porque sabía que había hecho todo por llegar y estaría triste pero tranquilo conmigo mismo porque he hecho todo lo que podía hacer y estaba en mis manos”, analiza con serenidad el bilbaino.

Su carrera deportiva ha tenido muy buenos momentos. En octubre de 2018, Sastre alcanzó su mejor ranking internacional. Se situó en la novena posición tras ganar dos medallas de oro en España y dos de bronce en China. Además, acumula tres bronces en el Campeonato de Europa en 2013, 2015 y 2019.

Sin embargo, su camino ha sido ímprobo. Iker Sastre siempre ha luchado por cumplir sus metas. De joven decidió ligarse al deporte de alguna manera. Y su pasión le llevó a licenciarse en fisioterapia. Tras terminar la carrera, Sastre dedicó el verano a disfrutar de su mejor victoria. Pero una ola le cambió la vida. Sufrió un accidente mientras practicaba surf: Cayó de mala manera y la fuerza del agua le zambulló hasta el fondo. 

Fue un duro golpe para alguien tan activo. Pero Sastre continuó con la cabeza alta. Llegó al tenis de mesa por una invitación para probar y, tras doce años sentado detrás de la mesa, con una pala en la mano, golpeando día a día la pelota. Iker podrá vivir, como él mismo dice, “algo muy bonito. Gente de todo el mundo y de diferentes disciplinas y durmiendo en la misma ciudad olímpica. Y además Japón que siempre es una ciudad muy bonita, con la cultura que tienen, y el tema oriental me encanta”.

Iker espera que esa oportunidad llegue en agosto: “Me gustaría que todo fuese tal y como esta planeado. Con las mismas fechas. Teniendo más o menos tiempo para entrenar. Porque eso significaría que habríamos salido de toda esta vorágine en que estamos metidos”.

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